Nací y vivo en Labuerda. Me dedico a la agricultura y a la ganadería en esta localidad sobrarbense. Nunca me planteé irme a vivir a otro sitio, y sí en cambio, seguir con la explotación agrícola-ganadera que he conocido en casa desde mi infancia, invirtiendo en su mejora para la adaptación a los nuevos tiempos, y con ello, apostando por mantener vivo este pueblo, del que mucha gente, como de tantos otros, tuvo que emigrar en décadas pasadas.

Y ese cariño por Labuerda, y la inquietud política que se vivía entre muchos jóvenes de mi generación en la época de la transición, hicieron que entrara en la vida municipal como concejal en el año 1983, pasando a ser alcalde tras las elecciones de 1991. Desde entonces, y formando parte de la candidatura del PSOE, mis vecinos me han seguido otorgando su confianza de forma ininterrumpida hasta la actualidad. Asimismo, dada nuestra pertenencia a la Mancomunidad de Sobrarbe, durante la década de los años 90 ostenté diversas responsabilidades en la misma, y desde la creación de la Comarca de Sobrarbe en 2003, tuve el honor de presidirla durante 16 años.


A lo largo de todo este tiempo, con las diversas funciones llevadas a cabo en una y otra administración, mi único objetivo ha sido contribuir a mejorar la vida de los ciudadanos, con la creación y mejora de servicios e infraestructuras que han permitido que la población se haya mantenido, frenando el éxodo que durante tantos años se produjo, e incluso, a nivel comarcal, lograr que dicha población haya aumentado, tanto porque se ha frenado la emigración de nuestros jóvenes, como porque se ha logrado que nuestra comarca sea atractiva para nuevos residentes. 


Para ello se ha trabajado con las administraciones de nuestro país, pero también con nuestros vecinos franceses, a través de planes financiados, en la mayor parte de las ocasiones, con fondos europeos. En primer lugar, aunando esfuerzos para hacer de los Pirineos una frontera más permeable, propiciando que el paso fronterizo del túnel de Bielsa-Aragnouet, gracias a la creación de un consorcio para su gestión, esté en condiciones de ser transitado a lo largo de todo el año, con lo que ello implica para las relaciones económicas y para el  sector turístico, que tanto peso tiene en nuestra economía, y en segundo lugar, trabajando en otros múltiples campos para lograr hacer de los Pirineos una marca conjunta y reconocible de ambos países, y un territorio en el que las gentes quieran y puedan realizar sus proyectos de vida, fundamentalmente en los sectores primario y terciario, en este último caso gracias a ese turismo, del cual el municipio de Labuerda es un claro exponente.

 

Enrique Campo Sanz