Labuerda ha experimentado una evolución similar a la de otros pueblos de la provincia, que vieron sentenciada la forma de vida que posibilitó su existencia y desarrollo durante generaciones.
En la década de los años sesenta del siglo XX, un buen número de familias emprendieron el incierto camino de la emigración interior. Por su parte, las que permanecieron en el municipio continuaron con sus actividades económicas: poca agricultura, algo de ganadería, algunos oficios y algunos trabajos en la comarca eran los principales medios de sustento.
No debemos olvidar que Labuerda era el primer pueblo que encontraban los montañeses de Vio, Bielsa, Chistau, cuando bajaban en busca de provisiones: había comercios, vino y aceite en muchas casas y era lugar de parada de las numerosas y bien nutridas cabañas ovinas cuando realizaban el viaje de bajada o el de subida entre los altos valles y la Tierra Baja.